No importa si hay espíritus que rondan los pasillos o sean solo inventos de alguien para crear una atmósfera tétrica y llamar la atención de otros hacia ese lugar, pero sin duda alguna los lugares abandonados, sean casas, cementerios, parques de diversión, asilos, hospitales o sanatorios todos encierran ese misticismo que nos hace sentir mil y un escalofríos con tan solo verlos... Esta noche fría de octubre les quiero mostrar las entrañas del Asilo Mental Hellingly en East Sussex, Inglaterra.
Historia
Fue inaugurado en 1903 para aliviar el problema de hacinamiento que existía en el resto de asilos del condado. Su arquitecto, George Thomas Hine, construyó en un lugar totalmente aislado del campo un enorme complejo de estilo Victoriano al que no le faltaba absolutamente de nada.En este lugar se puso en práctica un nuevo modo de tratar las enfermedades y las dolencias, siendo el entorno natural y el aislamiento uno de los pilares de estas nuevas técnicas de tratamiento, que dejaban atrás otras prácticas de tratamientos psíquicos bastante más invasivos y traumáticos y que se habían demostrado hasta el momento bastante inefectivos. Atrás quedaban los ambientes lóbregos y las lobotomías para dar paso, en asilos como el de Hellingly, a espacios abiertos y luminosos en entornos rurales, alejando a sus pacientes del mundanal ruido y de traumas pasados.
Una carretera secundaria que pasaba por las cercanías fue desviada y para llegar al hospital tan solo había un serpenteante camino y una vía de tren, que fue construida a propósito para abastecer al complejo de carbón.
El hospital se dividió en diferentes bloques, según los tratamientos que en ellos se efectuaran. Todos los bloques se comunicaban por largos corredores y giraban en torno a la zona central, donde se encontraba la cocina, las zonas de recreo y la residencia de los médicos. En la periferia, otros edificios albergaban a los numerosos trabajadores del recinto que cuidaban del mantenimiento y de los campos.
A excepción de un breve periodo de tiempo en los años 30, el hospital funcionó a pleno rendimiento hasta mediados de los 90, adaptándose en cada época a las necesidades que la sociedad requirió. La línea ferroviaria funcionó hasta 1959, cuando se dejó de usar el carbón para las calderas que se modernizaron y comenzaron a usar petróleo.
Como suele suceder en muchos hospitales de este tipo, la cercanía del nuevo milenio y las nuevas tendencias médicas, junto al altísimo coste de mantenimiento de sus viejas estructuras, acabaron con ellos. Hellingly cerró sus puertas en 1994. Algunas zonas del complejo continúan en nuestros días teniendo algún uso, pero la mayoría de los bloques quedaron en total abandono siendo presa de vándalos y demás alimañas. Varios incendios destruyeron por completo algunas zonas y otras han sido demolidas ante el colapso inminente.
El resto está en el más triste abandono, dándole paso a las inclemencias del tiempo que cada vez destruyen más este magnífico y lúgubre lugar.
Espero que les haya gustado el paseo por el Sanatorio Hellingly y los estaré aguardando para otra ocasión.
Gracias a Tejiendo el mundo.
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